sábado, 24 de octubre de 2009

Capítulo 9: "Vuelo 345"

El mundo es una plataforma giratoria, veloz y loca a la cuál sin haberlo decidido nos debemos aferrar y como en una vil competencia de cohetes de agua, luchar por un lugar; tratar de entender el porque competimos es perder el tiempo, disfrutarlo es más divertido.
Habían pasado ya varios días desde la disolución de aquel triangulo amoroso, aquella banda de rock unida por un tatuaje, y las aguas se habían calmado, disculpas, abrazos, hamburguesas, ensaladas y convivios habían maquillado una situación incómoda; Kate no se permitió perder la amistad de Sebastián, Glesko no se permitió pensarse en peligro por un gordo y a Sebastián, simplemente le daba igual.

Un modelo gordo es como un cometa, cada cierto tiempo se ve y cuando se ve, deslumbra a todos y todos hablan de él, y este era el destino de Sebastián, quién hacía su maleta para irse a Milán, el cambio de la situación había sido increíble, Glesko y Kate eran modelos y Sebastián era su amigo gordo, pero ahora era este último el que desfilaría en la capital de la moda, la cuál al parecer, ansiaba por sus kilos.

Para Kate organizar una fiesta de despedida para Sebastián era una forma de confundirse más, así que prefirió hacerlo, ya que por alguna razón desconocida para nadie, todo lo que había sucedido, el sentirse dentro de una serie de drama adolescente, el haber sazonado su día a día, la hacía sentir viva y así un día antes de la partida de Sebastián, la casa de este se vistió de gala y Kate estaba dispuesta a divertirse, situación que hasta cierto punto comenzaba a incomodar a Glesko, que aunque intentaba creer que entendía todo, se sabía extranjero pero no idiota.

Esa misma noche entre copas y copas la organizadora de la fiesta decidió animar la misma con un número del recuerdo, sí, la dama estaba dispuesta a hacer sonreír a Sebastián, a quíen halo hacía la pista al momento que indico al DJ, que pusiera la pista de "Gordos pero Felices", su número de la infancia, hacía unos días Sebastián había querido hacerlo, pero ahora, frente a tantos y sin haber ensayado era una locura, simplemente decidir hacer el ridículo, actuar de payaso, pero que más daba, ya ni que Kate lo invitara a bailar lo alegraba, así que decidió hacerlo, simplemente para intentar disimular el ridiculo que Kate estaba haciendo; pero la realidad esque en terminos de música, los clásicos nunca fallan y esa noche Kate y Sebastián juntos, volvían a sentir lo grato que se siente recibir una Standing Ovation.
Minutos después del triunfo, los interpretes conversaban solos en el balcon, con Glesko a pocos metros tratando de entender lo que se decían, sin escuchar, gracias a la divinidad, más que vagas palabras.
-Se siente bien ser aplaudido.-Dijo Kate a su amigo, quién asintió con la cabeza.-Creo que me estás gustando Sebas.
Si unos días antes Sebastián hubiera escuchado esto, se habría vuelto loco de la alegría, pero en esos pocos días él había recorrido un camino muy largo que lo había cambiado y ahora, era un hombre que necesitaba hechos reales para alegrarse y no un niño que se deslumbrava con frases de televisión, lo cierto era que se habría para el y Kate una puerta y dependía de él que por medio de esta, Kate quisiera entrar a su vida.
-Tengo un boleto de primera clase a Milán con salida mañana, puedo cambiarlo por dos económicos, tu decides.-Le dijo Sebastián sin cambiar su expresión de desinterés.
Kate, helada, no podía creer lo que escuchaba y tomandolo del brazo y haciendo que la mirara a la cara le dijo molesta "Te digo que me estás apenas gustando y pretendes que deje a mi novio y me valla contigo"
-Tu me dices que te estoy gustando ¿y que pretendes que haga yo?, si tu sabes que te amo, yo no quiero juegos, yo te quiero a tí y si no te puedo tener, entonces gracias por la fiesta y todo sigue igual.-Le dijo serio Sebastián intentando retirarse.
-Definitivamente eres un niño, no sabes nada, no has vivido, algunas deciciones no son tan fáciles.-Le respondió sosteniendolo.
-Para mí tampoco.-Dijo Sebastián molesto soltándose.
Atento a la escena, se acerco Glesko, que furioso le preguntó a Sebastián "¿Pasa algo?"
-A mi no, no se si a ella.-Contesto Sebastián grosero.
-Definitivamente necesitas vivir.-Le respondió Kate furiosa y dolida.
-No te preocupes, que mañana empiezo- y con esta última frase, la confusión de Glesko y el llanto de Kate, Sebastián se marchó y la fiesta llegó a su fin.

"Pasajeros del Vuelo 345 con destino a Milán se les informa que en 1 hora
estaremos despegando, Les deseamos un buen viaje."

Sentado en la sala de espera, Sebastián por fin se sentía solo en tantos días y capaz de volver a pensar, ahora se daba cuenta de que se dirigía a Milán a modelar, había decidido dedicarse a algo que había criticado tanto, un diseñador famoso había visto potencial para el modelaje en él, el mundo estaba definitivamente loco, Kate le había confesado que le estaba gustando, lo había rechazado nuevamente y el la había hecho llorar, definitivamente o el mundo o él, necesitaba ser internado en un manicomio.
Al parecer era el mundo, porque lo que Sebastián menos se esperaba sucedió, Kate se sentó en ese instante a su lado y no lo iba a despedir, ya que traía consigo una maleta y aunque fuera increíble, el aún amandola, no se alegraba por esto, porque el sabía, sentía, que ella no lo hacía por lo que él mas quisiera, por amor, ella lo hacía porque estaba confundida y así, no era justo tomar esa descición, ni para ella, ni para él mismo; al explicarselo a su amiga ella estuvo de acuerdo, triste y avergonzada, pero sabía que era cierto.
Esa misma tarde al llegar a casa de su amiga con su maleta en mano, Kate vió a Glesko, con su maleta en mano también, quién con un abrazo, se despedía de ella, quién al verlo retirarse y dándose cuenta de lo que había hecho, rompía en llanto.
CONTINUARÁ...

jueves, 4 de junio de 2009

Capítulo 8: "Enfrentando La Realidad"

"Que cómoda se siente mi cama, mucho más de lo normal, espera Sebastián esta no es tu cama" se dijo el gordo al tiempo que abría los ojos y se percataba de que no estaba en su cama, si no en la de un hospital, además de llevarse la sorpresa de que frente a él estaban su madre, su único amigo Leo, su padre, que nunca lo visitaba ni llamaba, su vecina, ¿que hace la maloliente señora Vargas aquí?, Kate, ¿No que estaba muy molesta? y hasta Glesko, ¡oh no, algo anda mal!

Al parecer el destino de Sebastián era que todo le saliera mal, que deprimente era para el aceptarlo, pero era lo único que era capaz de concluir al vivir la vida que estaba viviendo, ¿no se suponía que todos los despechados ahogaban sus penas en una botella y al siguiente día salían caminando felices y contentos, habiendo olvidado, quizás con resaca, pero desmemoriados?, ¿y sobre todo sin la verguenza de que la causante del desastre te viera en semejante estado de descomposición, destruído en un hospital y peor aún que te fuera a restreegar en tu cara que esa niñería que acababas de hacer no la separaría de su muñequito ruso? que verguenza!!!, el gordo se escondió bajo la cobija que tenía y se volteó dandole la espalda a sus visitas.

-Veo que no te atreves a darme la cara, mal hijo, casi me matas de un susto.-Le dijo su dolida y bañada en lagrimas madré haciendo que la verguenza fuera peor, el comprendía por lo que ella debío haber pasado y que estuviera en ese estado, ¿pero no podía disimular un poco?, ¿se esforzaba por avengonzarlo o le salía natural?

-No tengas pena Sebas, a cualquiera le pasa!!!-Dijo Kate, tratando de minimizar la verguenza que conociéndolo sabía que lo invadía.
¿A cualquiera le pasa?, ¿que le pasa a ella?, ¿a que se refería Kate con ese comentario, a cualquiera le pasa qué?, ¿ que lo rechacen por gordo?, porque aunque ella lo negara el sabía que esa era la razón principal, a ella no le gustaba cualquier grasa de cerdo, a ella le gustaban los productos importados, pero en fin Sebastián no dijo nada, seguía triste y muy ofendido, solo quería que todos salieran y al parecer estaban a punto de hacerlo, quizás la visita no fue tan difícil de soportar, hasta ese momento, aún faltaba la cerecita en el helado:
-Si Gordo no te averguences, se necesita ser demasiado hombre para resistir una botella de tequila.-Le dijo Glesko con tono chistoso, que a algunos como al padre y a la madre de Sebastián les causo gracia, pero que a él lo hirió y le puso a hervir la sangre, al punto de que intentó levantarse, de hecho, si Leo no lo hubiera sostenido quizás habría intentado moler al ruso a golpes y digo intentado porque estaba tán debil que quizás no hubiera podido lanzarle ni siquiera el primer golpe.

Seguido de esto Leo guió a todos, incluso a la terca madre de Sebastián hacia la salida, alegando que el joven necesitaba estar solo.

Una media hora después Kate volvió a entrar al cuarto sola...

-Sebas...,Sebas-Lo llamó, sin recibir respuesta alguna.-Sebas no me gustaría que el malentendido de ayer...

-¿Malentendido?-La interrumpío él.

-Si malentendido, no me gustaría que el malentendido de ayer acabará con nuestra amistad.-Le contestó ella con firmeza.

-Ya es tarde.

-Yo no lo creo, yo creo que por los años de amistad que tenemos, estamos a tiempo de olvidar lo que pasó...

-¿Tu crees que olvidarte es fácil?-La volvió a interrumpir Sebastián, al momento que se daba la vuelta para hablarle frente a frente.-¿Tu crees que es fácil olvidarte después de amarte tantos años?

Kate estaba tan confundida, cuando estaba con Glesko sabía que lo amaba, que quería estar con por el resto de sus vidas y que su atracción hacia él iba más alla de lo físico, pero al ver a Sebastián confesándole sus sentimientos tenía que reconocer que algo pasaba dentro de ella, algo que la asustaba y que sabía que debía por el bien de todos, ocultar hasta dejarlo de sentir, por esto decidió salir del cuarto, era peligroso seguir escuchandolo:

-Si cambias de opinión y piensas que nuestra amistad puede aún sobrevivir te espero en mi desfile, te dejo dos boletos por si lo quieres usar.- Y de esta manera dejando los boletos en la cama salió con prisa.

Qué rápido gira la tierra, tanto, que Sebastián se sentía mareado entre tantos pensamientos, ¿Era Kate realmente la causante del desastre o lo era él?, ¿no era permitido que un gordo luchara por el amor de una nueva flaca o simplemente el no era una persona real en el mundo del amor?, de hecho, Sebastián tenía tantas cosas en su cabeza, tantas ideas que ordenar, que ni el mismo se explicaría de que manera llegó al desfile, pero sí, ahy estaba en segunda fila del gran evento y si no fuera porque al reaccionar vió a Leo a su lado, quizás hubiera roto en llanto, corrido hacia un puente y haberse lanzado, descanzando al fin de tanta desilución, porque el conocer a una Kate que lo rechazaba sin compasión, lo tenía tan decepcionado que cualquier cosa hubiera podido pasar.

Que linda se veía Kate en su atuendo oriental, que envidia le causaría Glesko en el suyo si las cosas estuvieran normales, pero no era así, ahora todo cambiaba, al parecer Sebastián desistía, aceptaba que estando gordo Kate nunca lo querría, pero esta vez era diferente a la anterior, no envidiaba al ruso, no le interesaba seguir con los ejercicios y bajar de peso para que Kate sí lo quisiera, ya ella no le interesaba tanto, no era la misma, las dietas la habían cambiado, aún la amaba, pero ahora se sentía capaz de vivir sin ella y olvidarla.

-¿Te sientes preparado para pasar a backstage y saludarla?- Le preguntó Leo al final del show, Sebastián asintió sin mucho interés y así, haciendo uso de sus tiquetes preferenciales pasaron a los vestidores, repletos de tela, huesos y músculos, pero estos ya no deprimían al gordo, se había convertido en un zombie viviente, lo que en seguida aprovechó su nuevo archirival para burlarse una vez más, ahora en su propio hábitat, donde era incluso más fuerte:

-Gordo, parece que hubieras perdido al amor de tu vida.- Le dijo el ruso, a quién se encontraron en la entrada de los vestidores, con un tono más que burlón, al que Sebastián esta vez ni siquiera le hizo caso, aunque Leo sí, defendiendolo en seguida:

-Déjalo ya en paz o te juro que te voy a hacer llorar muñequito de plástico.

Al parecer este comentario fué cumplido al instante, porque de la mejilla del ruso broto una lágrima, Glesko era cualquier cosa antes que mala persona, solo estaba dolido, el había hecho todo para ser amigo del gordo y este le había dado una puñalada por la espalda, Sebastián lo sabía, ahora comprendía que era el psico de la historia, ¿tatuarte el nombre de alguién que no te ama, quién hace eso? y dicha lágrima le hizo reflexionar, el no tenía nada que hacer allí, era hora de irse y dejar a la feliz pareja vivir su feliz vida en paz:

-Quierela mucho.- Le dijo el gordo al ruso al momento en que con un abrazo le pedía perdón y se retiraba, era mejor irse lo antes posible, sin que ella lo viera, esa sería la mejor despedida, aunque aveces la tierra cambia de dirección y nos vuelve a marear, justo antes de cruzar la puerta, Guido Jones, un reconocido diseñador internacional, detenía al gordo, apretándole los cachetes y diciendo "es perfecto", dejando a todos los testigos petrificados y a algunos hasta verdes de envidia, al parecer la suerte del gordo tomaba otro rumbo.

CONTINUARÁ...

martes, 14 de abril de 2009

Capítulo 7: "Consecuencias"

Ropa, huesos, llanto, maquillaje, vómito, ¿belleza?, en fin, el backstage de un fashion show, Kate no podía esperar a que se terminara el ensayo, había estado ya más de tres horas de pie, con una pesada peluca negra, un excesivo maquillaje que le picaba, unos zapatos que evocaban zancos y un vestido que dolía lucir; al fin el director le indico que le tocaba salir, "Regia, Erguida, Sintiendote la Reina del Mundo" recordó las palabras que le dijo Sasha, la entrenadora de modelos de quién recibió su efectivo curso de dos días, pero lo menos que ella se sentía en ese momento era la reina del mundo, incluso y cuando dos hombres se habían tatuado su nombre en un corazón, al contrario esto la hacía sentir como un simple bien en subasta, que desdicha y que torpe encima de todo ahora caerse en el ensayo de la pasarela del diseñador más importante del área, que al parecer no era tan insensible como lucía, ya que la ayudó a levantarse, "Que equivocada estaba, esto no es lo mío." reflexiono al darse cuenta de que todo el sueño de ser la próxima Gia Carangi se había venido abajo, con todo y la la peluca.

Al salir del ensayo, se encontró con Glesko en la entrada, el ensayo de los hombres iba a comenzar, el inmediatamente trató de besarla, ella lo evitó:

-¿Porque estás molesta conmigo Kate?-Le preguntó su novio.-Yo no tengo nada que ver con lo que haya hecho tu "amiguito"

-¿Escuchas la forma en que dices "amiguito"? esperaba que tuvieras confianza en mí Glesko.-Le contesto ella, después salió y decidió ir a la playa, necesitaba estar sola.

De esta forma tomó el autobus, ya sentada en su comodo asiento reclinable, encendió su teléfono celular y vió que tenía 20 mensajes de voz, en seguida supuso de quienes podrían ser y aunque no le interesaba en ese momento escuchar nada ni de Sebastián, ni de Glesko, igual se dispuso a escucharlos, una supervisión de la situación real, la podría ayudar a aclarar sus sentimientos.

Mensaje 1 (8:00 a.m.): Hola Kate, soy Sebastián, no se que decirte, no se que hacer, se que debes pensar que estoy loco, en realidad yo también lo pienso...necesito que hablemos, hazme una llamada perdida cuando escuches este mensaje y te llamo en seguida, bye.

Mensaje 2 (8:10 a.m.): Hola mi amor, soy Glesko, no me dí cuenta cuando saliste en la mañana, al parecer estabas apurada, llamame por favor, necesito que hablemos, no olvides que te amo con todo mi corazón, que eres lo único que tengo en la vida.

Mensaje 3 (8:20 a.m.): Hola Kate soy yo de nuevo, Sebastián, estuve esperando tu llamada perdida, por favor necesito que hablemos, por los años que tenemos de conocernos por favor dame la oportunidad de explicarte, bye.

Mensaje 4 (8:30 a.m.): Hola mi amor, soy Glesko, creo que estás molesta conmigo y no entiendo porque, por favor llamame, necesito que hablemos, te amo, eres mi roca, no me dejes caer.

Muchos mensajes más después todo estaba claro, ni Sebastián, ni Glesko tenían idea alguna de la situación por la que ella estaba pasando, en lo único en que coincidía con ambos era en que tenían que hablar, por supuesto por separado y este era el turno de Sebastián, de esta forma lo llamó y en 3 horas estaban ambos frente al mar preparados para dejar las cosas claras, pero nuevamente el hielo fué difícil de romper, ni Sebastián, ni Kate tenían idea de por donde comenzar.

-Averigué y si estás arrepentida puedes borrarte tu propio nombre del tatuaje y no es tan caro.-fue lo primero que se le ocurrió decir al gordo.

-¿Y después me pongo tu nombre?¡NICE!-Le contestó ella con tono irónico.-No seas iluso Sebastián.

-¿Porque no?, ¿Porque soy gordo?-Le preguntó él sonando ofendido.

-Sebastián mi familia entera es gorda, yo era gorda, ¿Tu crees que eso es un punto de relevancia para mí?-Le contestó ella, a la vez que el gordo se le echaba encima y la trataba de besar.

Por supuesto ella lo empujó, se levanto y preguntandole "¿Eso es lo que me querías explicar?, ¿Que estás enfermo?" se dispuso a irse, Sebastián se tiro en la arena y rompió en llanto, las cosas cada vez se veían peor.

Unas horas después al llegar a casa se encontró con Glesko en la sala, después de lo que había pasado con Sebastián para ella lo ideal hubiera sido dejar las cosas como estaban, pero para ser justos, su novio también merecía ser escuchado.

-Tienes razón, me confundí, mi molestia con el gordo me hizo ofenderte, yo confío en tí, te amo.-comenzo el ruso.

-¿Me amas?-preguntó Kate.

-Te repito eres lo único que tengo en la vida.

-¿"Lo" único?, ¿como un objeto?, ¿un premio? ¿una roca?-Esta pregunta, seguida de una irónica risa por parte de Kate dejó a Glesko sin palabras, ante esta situación Kate camino hacía su cuarto, hasta que el ruso al fin dijo:

"Te amo Kate, yo se que decirte que no hablo bien español y que no expreso bien las ideas es una escusa barata, por eso prefiero decirte las cosas claras..., repetidas y cursis, pero reales y claras, te amo Kate Cedeño"

Conociéndose, Kate no esperaba que palabras de este tipo la pudieran conmover, pero en ese momento sintió que el ruso realmente hablaba con el corazón, haciendo que uno de sus ojos hiciera correr una tenue lagrima a través de su mejilla, entonces Glesko tomo la mano de su novia y la puso en su corazón, Kate pudo sentir como ese niño inmaduro realmente la amaba, entonces lo abrazó, lo besó y ambos rompieron en llanto, mientras se consoban mutuamente.

Unos minutos después eran interrumpidos por el ahora más que nunca molesto bip del celular, ambos sospercharon que podía ser el gordo, Kate miró a Glesko, el le dijo que respondiera, ella rogó que no fuera Sebastián y al ver el nombre de el diseñador de su pasarela en la pantalla su súplica fue escuchada, aunque ahora le extrañaba en realidad que la volvieran a llamar de ese lugar, contestó y recibió una gran noticia, su caída no importaba, su porte era perfecto para el tema de la pasarela y el diseñador le rogaba que no faltara, para ella parte del mal día que había pasado era compensado, suceso que celebraba con Glesko.

Unas cuadras mas allá de la tristeza, Sebastián también era consolado, pero en su caso por una botella de Tequila.

A las doce media noche de ese mismo día el celular de Kate volvía a interrumpir a los reconciliados y melosos Kate y Glesko que ahora veían una película romántica, esta vez era Leo, el amigo de Sebastián, que les informaba que Sebastián había abusado del alcohol y que había sido llevado de urgencia al hospital.

CONTINUARÁ...

lunes, 16 de marzo de 2009

Capítulo 6: "O es amor, o es demencia"

Desde el momento en que volvió a ver a su mejor amigo, Kate había notado un cambio en él y no específicamente las varias libras y centímetros que tenía de más, si no el mal carácter que ahora lo llevaba de la mano, la chica no paraba de pensar en ello, de buscar una solución, una formula, un hechizo que le trajera a su gordito de vuelta, pero entre las preocupaciones por su proximo desfile y atender a su novio, simplemente su cerebro no producía nada considerable.

La noche anterior había logrado algo importante, hacer posible que Sebastián y Glesko se relacionaran sin ella en medio, tarea que al principio le parecía imposible, no cabía en su cabeza que un chico ruso que se había pasado cinco años de su vida enseñando sus calzoncillos sobre una pasarela tuviera algo en común con un chico latino que se había pasado toda su vida comiendo hamburguesas, pero al parecer el señor escuchó sus suplicas y lo imposible tomó suelo.

Otra cosa que la persiguió desde el momento en que llegó a el lugar de sus pesadillas fueron las sorpresas, "Y pensar que la sorpresa sería mi peso" pensaba ella, sin saber que ese era uno de los pilares de la destrucción; pero en fin, ya estas no la asustaban y con una sonrisa y un "Nos vemos a las cinco" acordó de verse con Sebastián en PeterBurguesas, pero esta ves serían solo ellos dos, sin embargo esta idea la hacía dudar, ¿Porque querría Sebastián hablarle a solas?, ¿Era esta una despedida o un real reencuentro o simplemente su amigo odiaba a su Glesko o en realidad le agradaba?, en fin, ahora le tocaba esperar un par de horas más.

-¿Que van a pedir?-Les dijo el mesero justo diez minutos después de haberse sentado, diez minutos de silencio, que pobre es la comunicación digital, que poco se conocían ahora, que triste sentirse incómodo frente a el mejor amigo.

Kate pidió ensalada, Sebastián pidió dos Peter Gigantes con tocino francés, el gordo estaba dispuesto a recuperar a su amor perdido y estimular cada uno de sus sentidos era solo un detalle y si por un sabor pudiera darle la primera vuelta a la ruleta el estaba dispuesto a hacerla girar hasta marear de amor a su presa, un batido de fresa y un PeterPostre fantabuloso también los acompañarían a dar una vuelta por el pasado, ella recordaría lo genial que era el estar juntos; por supuesto la modelo se negó, estaba a tres días de su desfile, pero el gordo puso su patética cara de cordero herido y la hizo acceder y sufrir al comer.

Esa noche los viejos amigos caminaron a casa de Kate, antes de llegar pasaron al parque y se sentaron en los columpios, sin lograr aún, ninguno de ellos, romper el hielo, por más que quisieron; pero el tiempo huía y Sebastián no estaba dispuesto a perder una oportunidad como esa, no sabía como hacerlo, no sabía que esperar, pero pedía un milagro al cielo, pedía que ella se rindiera a su amor, que dejara a Glesko y que se amaran por siempre, pero en el fondo sabía que estaba loco, pero de amor; ¿que hacer? la desesperación atrapó al gordo y le dió la fuerza para actuar con demencia por primera vez en su vida y así el gordo se levanto la manga y Kate no recuerda más nada.

Treinta minutos después Kate despertó en el sillon de la casa de su amiga Diana, donde se quedaba estos días con Glesko, Sebastián la había traido cargada desde el parque y lo peor se dió cuenta de que no había sido una pesadilla, ahora el gordo y su novio, uno al lado del otro, le preguntaban si estaba bien, se notaban preocupados, pero ella se sentía ahogada, se percataba con su mirada nublada de la competencia que se avecianaba, tenía que hacer algo.

Pero al ir recobrando el sentido se convirtió en un cuestionario, ¿Que le dijo Sebastián a Glesko?, ¿Sabe Glesko la verdad de lo que pasó?, ¿Se había ella convertido en un trofeo?, ¿Habría tenido Sebastián la valentía de enfrentar a el ruso?, ¿La amaba de verdad?, "Que tonta soy, claro que no, ambos están ocupados en mí, no han tenido tiempo de hablar tonterías y no voy a permitir que lo hagan" se calmó a si misma, calma que no duró mucho tiempo, definitivamente el gordo no se atrevería a enfrentar a Glesko y menos en una situación como esa, en donde la rabia y la humillación podrían transformar al ruso, pero conociendo a Sebastián, ella sabía que además de cobarde, su amigo era tonto y no cuidaba los detalles, carácterística que hizo que olvidara bajarse la manga y por supuesto Glesko había visto el tatuaje, comprendiendo la situación.

Con la ayuda de ambos y con la molestia de Glesko, Kate logró recostarse, en seguida su novio le señalo el brazo de Sebastián, pero antes de permitir que la acorralaran entre el gordo y el modelo, ella se levantó y caminó hacia su cuarto, encerrandose, Glesko corrió a Sebastián, quién no tuvo más opción que salir, no sabía que papel jugaba ahora en la historia, se sentía como el protagonista que lucha por el amor de la bonita, pero también como el villano que traicionaba a más amable ruso secundario, quizás el gordo simplemente era una persona real, ni bueno, ni malo, real.

Un nuevo día, una nueva visita a Peter Burguesas, Kate lo había citado en ese lugar, pero la sorpresa del gordo fué que con quién se encontró fué con el ruso, quién lo miró con furia desde la mesa en donde estaba, Sebastián se sento en otra mesa, una hora después llegó Kate y se sentó en una tercera mesa, tanto el ruso como el gordo se pasaron a dicha mesa, ella no dijo nada, solo se alzó la manga de su sueter y ahora su tatuaje también estaba terminado.

CONTINUARÁ...

sábado, 7 de marzo de 2009

Capítulo 5: "Corazón Vacante"

Sábado 7 de marzo, 3:00 p.m., Sebastián no se ha levantado de la cama en todo el día, no ha dormido nada, no ha dejado de llorar, su madre no dejado de tocar a su puerta desde hace aproximadamente 7 horas una vez cada una, lo tiene más que harto, sufre el hecho de vivir, se siente cobarde, se quiere matar, ya ha intentado hacerlo 3 veces, pero aún no se atreve.

"Séptima llamada, ¡Que Sorpresa!, ¿que querrá mi madre ahora?¿porque le será tan difícil entender que quiero que deje en paz?" sufría Sebastián.

-¿Qué mamá?-Contestó desde su mundo de sufrimiento bajo sus sábanas.

¿Qué podría ser peor que acabar de cometer el error más grade de su vida?, "Te busca Kate" gritó su madre, "WTF ¿Me esta persiguiendo o qué?" se preguntó.

-Dile que no la puedo atender, que la llamo más tarde.-volvió a gritar.

Su madre había intentado entender toda esa mañana que un joven de 20 años estuviera aburrido un sábado y que quisiera dormir más de la cuenta, lo que le era imposible entender era que ni la visita de Kate pudiera motivar a su hijo a levantarse de la cama, "Algo anda mal" pensó ella y haciendo uso de un destornillador y un gancho de pelo forzó la cerradura del cuarto de Sebastián y junto con Kate allanó el area, al ver el panorama, Kate creyó entender la situación y le pidió a la madre de Sebastián que los dejara solos, ella accedío, los baños necesitaban ser aseados.

"Odio mi vida", pensó Sebastián, Kate estaba sentada en su cama y solo unas infantiles sábanas de pelotas de fútbol la separaban de sus hinchados ojos, su asquerosa barba y su grasoso cuerpo sudado vistiendo la misma ropa con que lo vió el día anterior. "¿No tienes calor?" le preguntó ella, ¿Que si tenía calor?, claro que tenía calor arropado de pies a cabeza a las 3 de la tarde en un cuarto con las ventanas cerradas y el aire acondicionado apagado, el sufrimiento por el que pasaba, le había hecho olvidar su rutina.

-¿Que haces aquí?-Le preguntó él.

-Ay que grosero, me voy pues, yo no tengo la culpa de que no estés acostumbrado a ir al gimnasio.-Le contestó ella al sentir cierta grosería en la pregunta, a la vez que se levantaba y se disponía a irse.

Después de saber a Kate con Glesko marcado para toda su vida, en lo único que Sebastián podía pensar con respecto a ella, era en olvidarla, no le debía importar que se molestara, quizás y era hasta mejor, pero el hecho era que a él nada le salía bien y en realidad si le importaba, así se disculpó y volvió a hacerle la pregunta, pero ahora con un tono más amable por supuesto.

"¿Que puede ser peor?" se había vuelto para él la pregunta de rutina y la que más lo asustaba, porque pasando por semejante periodo de catástrofe personal, el sabía con seguridad que siempre tendría una respuesta. Kate no podía asistir al gimnasio ese día y le pedía que entrenara con Glesko y que luego lo llevara a dar una vuelta, para ella era importante que su mejor amigo y su novio se llevaran bien, "¡Que Divertido! noche de chicos, pesas, cervezas, hablemos de chicas...con Glesko...que desgracia" pensó Sebastián, ¿pero porque decir que no?¿No había el estado tratando de suicidarse toda la mañana?¿esta no era otra forma de intentarlo? quizás esta si funcionaría.

Sabado 7 de marzo, 5:00 p.m., Sebastián está en la puerta del gimnasio y de pronto divisa a su esperado amigo y rival, Glesko, quién con más amabilidad que nunca, le dió un abrazo efusivo, "Sin intentarlo, me cortó la cabeza y ahora lo tengo que abrazar." Sebastián ahora se sentía como el punto más insignificante sobre el plano terrestre y así transcurrió la noche, Glesko practicó bastante su español tratando de hacerse amigo del gordo, Sebastián, hizo su mejor trabajo actoral hasta el momento, finjiendo que le interesaban las estúpidas platicas de ejercicios y dietas, además de las superficiales ideas del ruso acerca de Superman y Batman.

5 cervezas después de las 7 de la noche, los temas de conversación se acabaron y Sebastián se dispuso a irse, "¡basta de idioteces!" pensó, pero Glesko no pensaba igual y sin decir nada se alzó la manga de su sueter y le mostro su tatuaje a Sebastián y ahora sí que que sorpresa, con que poca imaginación y diseños contaban en Tinta, Sebastián y Glesko ahora eran Gemelos de tatuaje, de otra cosa aún más interesante que se enteró Sebastián fue de que Kate se hizo el mismo tatuaje, pero que no resistió el dolor y que se lo terminarían de hacer otro día, solo le había faltado la inscripción, "Y no será Glesko." pensó Sebastián, quién volvía a aferrarse a la vida o en realidad a la esperanza de ganar el corazón de Kate.

Resumen de la noche de chicos (Según ambos participantes): "Genial".

Sabado 7 de marzo, 9:30 p.m., "Ojala Kate esté conectada" pensó Sebastián.

TattooSebas dice:
Hola

Kate dice:
Hola, ¿Como de fue con Glesko?

TattooSebas dice:
Grandioso, supe lo de tu tatuaje.

CONTINUARÁ...

jueves, 5 de febrero de 2009

Capítulo 4: "Operación Ella Será Mía, Yo Seré Suyo"

"Sí Leo, la amo, la amo, ahora estoy seguro de que eso nunca dejó de ser así."

"Si te lo propones, ella se podría enamorar de tí y estarían juntos por siempre." Lo alentó su amigo, cuyas palabras por alguna razón le daban esperanza, aún y cuando en realidad el no creía en ellas, pero ¿cómo?, era fácil decir "sí me lo propongo, la voy a enamorar", lo difícil era soportar la decepción un mes después cuando se diera cuenta de que no consiguío nada más que un adiós y un buena suerte.

Leo era un joven de objetivos y su vecino era uno de ellos, quería que dejara de sentirse el más miserable de los hombres y se diera cuenta de lo mucho que valía, preparar un organizado plan para ayudar a el gordito sería el primer punto de su propio plan para que el joven dejara de perder el tiempo en lamentaciones y empezara a vivir. Según Leo, el problema principal era que el joven no tenía confianza en sí mismo, era demasiado negativo y despectivo respecto a sí mismo, una serie de platicas de hombre a hombre harían cambiar un poco la dañina autocrítica, además de una dieta y un plan de ejercicios, si una apariencia mas saludable le daría más seguridad, el lo ayudaría a obtenerla.

Sebastián no creía en este plan, conociendo como odiaba las pesas y el hambre, le daba un noventa por ciento de las posibilidades al fracaso rotundo, pero en fin, que otra opción tenía, él no tenía ninguna idea que lo pudiera ayudar con Kate, si Leo creía en su plan, ¿porqué no darle una oportunidad?. Esa misma tarde, el atlético profesor lo pasó a recoger a su casa, él, ya vistiendo su único conjunto deportivo, que ya casi no le quedaba, le advirtío antes de salir, "No me interesa ser anorexico.", Leo le explicó que el nunca lo ayudaría a pasar de una enfermedad a otra, si no a mejorar.

Y así diez minutos después de las cinco de la tarde los jovenes llegaron a "PowerPeople" el gimnasio al que Leo asistía, como todo nuevo propósito este y en particular este lo llenaba de nervios y desde el momento en que entró al gimnasio también se sentía lleno de una energía y una dispocición que le daban esperanza con Kate, ahora realmente esperaba poderla conquistar, lo que no esperaba era verla allí, que chica era la ciudad, que difícil era ver al atlético Glesko, paseándose como pez en el agua y exhibiendo, además de sus músculos, a la delgada Kate como un trofeo, "Y pensar que es el amor de mi vida." pensó Sebastián, cuyo ánimo se fué al suelo, necesitaría cinco años por lo menos para verse como el ruso, ¿pero que pensaba?, el no quería verse como el ruso, el no quería tener que comer ensalada en un restaurante de hambuerguesas y tomar claras de huevo al llegar a casa, ¿Que hago aquí? se preguntó así mismo, pero antes de poder contestarse, ya los amigables modelos se habían acercado, él les había presentado a Leo y habían acordado entrenar todos juntos, "No me puedo quedar atrás, aunque me cueste y mañana no pueda volver hoy tengo que mostrarme tan fuerte como el idiota de Glesko" pensó.

Una hora, mucho sudor y algunos quejidos aguantados después Sebastián se dió cuenta de que no se trataba de que una vida de ejercicios no fuera para él, se trataba de proponerse algo y lograrlo; Leo, Kate, todas las personas con buena figura e incluso Glesko, con todo y su inmadurez, merecían la figura que tenían, sufrían lo suficiente en ese mundo de metal como pagar el sufriento de gente como él, que no estaban agusto con su figura, comprendío que en este mundo si te importa tu figura, tienes que luchar por ella y de una u otra forma sufrir por ella, ya fuera como ellos dentro de un gimnasio o como él fuera de este.

Sebastián sobrevivió una hora de ejercicio, esto no era tan nuevo, ya lo había hecho antes, lo nuevo es que esta vez al terminar, seguía sientiéndose motivado, el dilema era si la motivación era la correcta, lo ideal era que se sintiera motivado por sí mismo, por querer cuidar su salud, pero el mundo no era perfecto y esta vez, él estaba enamorado.

Esa noche, después de que Leo lo dejó en su casa, Sebastián camino directo a su cama y cayo rendido, físicamente, emocionalmente no lo estaba, ahora sabía que como le dijo su vecino si se lo proponía ella se enamoraría de él y tendrían un final feliz, ahora era posible que Kate dejara a Glesko, aunque el no se lo mereciera porque era tan amable con él, que le hacía sentir mal el solo pensar en hacerle daño, "El casi ni entiende lo que le digo, pobrecito" se repetía constantemente, pero no sentía lastima por él, el ruso era un contrincante muy fuerte y su bondad no debía derrotarlo.

Era cuestión de una desición, el podía facilmente echar todo abajo, usar el dolor físico por el que pasaba como pretexto para al día siguiente decirle a Leo, no hoy no voy y no ir nunca más y seguir comiendo hamburguesas diariamente y llorar a Kate el resto de su vida o podía escribir entres sus neuronas "Ella será mía y yo seré suyo" y de esa manera tomó la desición, levantó a Leo a la media noche y se fueron juntos a "Tinta" un lugar de tatuajes, que era considerado por Leo, "el más seguro" y ahí, apoyado por su amigo, se tatuó Kate en un corazón en su brazo derecho, al salir no pudo creer lo que vió, la ciudad definitivamente era demasiado pequeña, Kate y Glesko entraban juntos al lugar y aunque como siempre trató de esconderse, lo volvieron a ver y a saludar, ellos se tatuarían sus nombres, el uno en el brazo del otro, "Uy ¡que románticos!, uy que estúpido soy!" sufrió. Kate lo interrogó, el trató de huir usando mil excusas, pero el parche que el tanía en el brazo, lo delató.

-¿Te tatuaste?, No lo puedo creer, ¿te dolío?¿que te tatuaste?

"Dios mío, cállala por favor." pensó Sebastián aguantándose para no salir corriendo, gritando y llorando, que era lo que hacía en su interior.

CONTINUARÁ...

jueves, 22 de enero de 2009

Capítulo 3: "Una Peter Jumbo Con Bacon Por Favor"

FatSebas dice:
Perdóname, no debí reaccionar así.

Kate dice:
No, no te preocupes, te entiendo completamente, yo me he visto al espejo y sé que el cambio es extremo y que cualquiera se asusta.

¿Extremo? el cambio era no apto para cardiacos y de mucho mérito, Sebastián sabía que pasar de la pelota a la porrista debió haber sido tan difícil como podría ser cambiar las leyes de la física, él solo esperaba que por vanidad, Kate no hubiera jugado con su salud.

Ella le habló, ella tomó el primer paso, esa era una señal de que él aún le importaba, ahora se sentía apenado con ella, "Que infantil soy" pensó.

La pregunta que ahora bailaba en su cabeza era si aún él estaba enamorado de ella, ya que ella ya no era la gordita tierna, inteligente y risueña con la que siempre soñó pasar el resto de su vida, ella ahora era una modelo más, que quizás había dejado ir sus sentimientos por el excusado, que quizás nunca arriesgaría su cuerpo por un hijo y que sobre todo nunca cambiaría a su muñequito de porcelana por una bola de grasa, "¿Por qué me degrado tanto, acaso me odio?" se preguntó.

Esa tarde había quedado con Kate de ir a comer en la noche a su restaurante favorito en el cuál juntos pasaron inolvidables momentos, por lo menos para él; sería perfecto, "Bueno realmente no, porque el ruso estará allí" le dijo a su vecino Leo, un profesor de educación física con quién acostumbraba conversar a través de la ventana, Sebastián se ato los zapatos y se dispuso a salir.

-Buena suerte, confía en tí.- Le dijo Leo.

Sebastián le respondió agradecido con un apretón de manos y luego de despedirse se fue a "PeterBurguesas", el lugar acordado. Al llegar vio que ni Kate, ni Glesko habían llegado y se sentó a esperar, quedaba claro que el era el gordo fracasado y que si quería cenar con la pareja de modelos, debía esperar.

Cuarenta minutos después de la hora acordada, llegaron los esperados, vistiendo su espectacular ropa de marca y vanguardista, tanto Kate como Glesko intentaron disculparse, para Sebastián esto no fué necesario y comenzó la velada, la cuál le sirvió al gordito para darse cuenta de que había alguien más infantil que él, ya que el ruso se la pasó jugando gameboy, para él estaba bien jugarlo, pero en el tiempo indicado, era imposible para él entender el porqué de perderse una conversación de adultos, por estar jugando game boy; pero bueno todo estuvo normal, él y Kate conversaron amenamente, aunque nunca como lo hacían antes, en realidad fue un poco incomodo, en fin, lo mejor de la noche, además de la "Peter Jumbo con Bacon" (Qué se comió él solo, porque los demás comensales solo comieron ensalada) fué que Sebastián se dió cuenta de que Kate no había perdido esa luz tan especial que alojaban sus ojos.

CONTINUARÁ...